El pasado lunes 30 de setiembre se conmemoró a San Jerónimo, el patrono de la ciudad de Córdoba que fue designado por Jerónimo Luis de Cabrera, fundador de La Docta en 1573.

San Jerónimo fue un erudito de la Iglesia católica y un erudito de las Sagradas Escrituras. A pedido del papa Dámaso I, tradujo la biblia a latín en el siglo IV.

Tres décadas antes de que Jerónimo Luis de Cabrera fundara Córdoba, la versión de la biblia de San Jerónimo fue declarada como la edición auténtica para la Iglesia Católica Latina.

Por este motivo, el 30 de septiembre también se celebra el Día de la Traducción.

En la Catedral de Córdoba aún persiste un lienzo de San Jerónimo, que se puede contemplar. Y también en el Museo de Arte Religioso Juan de Tejeda se conserva una imponente talla de madera de San Jerónimo, atribuida al escultor filipino Esteban Sampzon, con intervenciones del retablista Antonio Font.

En la Capilla del Cementerio San Jerónimo, ubicada en Pedro Chutro 18, Villa Páez, también hay una escultura de San Jerónimo. Además, en la galería de ingreso, se encuentra una obra de mosaiquismo y piedras preciosas recordándolo. Se trata de una creación de la artista María Emilia Córdoba.

Con respecto a la patrona, fue declarada el 3 de octubre de 1937.

En 1592, en las costas de Callao, Perú, apareció en la costa restos de naufragio que tenían la imagen de la virgen. Los rótulos rezaban: “Una Señora del Rosario para el Convento de Predicadores de la Ciudad de Córdoba, Provincia del Tucumán, remitido por Fray Francisco Victoria, Obispo de Córdoba del Tucumán”.

Tras su rescate de las aguas, el pueblo peruano envió la comitiva hacia su origen: Córdoba.

El general Liniers le atribuyó el triunfo sobre las invasiones inglesas de 1806 y 1807.

La estatua de la Virgen del Rosario del Milagro está en la Iglesia Santo Domingo (Vélez Sársfield 30).

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