- Una arteria de Ciudad Universitaria lleva el nombre del autor que nació en 1894 y murió en el 2000.
- Su vasta producción literaria se publicó con un bajo perfil, pero obtuvo la admiración de sus pares.
Lo definieron como el hombre de las mil vidas o el escritor que vivió más de cien años. Nació en 1894 y fue considerado unos de los narradores más trascendentes del siglo XX de Argentina.
Mantuvo un perfil bajo y sin embargo fue admirado por sus colegas. Borges, Cortázar y Bioy Casares reconocieron la importancia de su obra.
Juan Filloy, socio fundador de Talleres, también recibió elogios de Marechal y Saer. Por eso, el bulevar que pasa por la puerta del Comedor Universitario y conecta a las avenidas Valparaíso con Maestro López, lleva su nombre.
Nació en Córdoba Capital. Su padre era un campesino español de Pontevedra, Galicia; su madre, una francesa de Toulouse que trabajaba de curandera y lavandera. Ambos analfabetos. Tal vez por eso mostró un lenguaje erudito en sus escritos, para resarcir a sus padres.
Filloy recorrió todos los géneros literarios: novela, cuento, artículo, poesía, ensayo, nouvelle, traducción o historia. También produjo textos híbridos que cruzan elementos de varios géneros.
Compuso más de cincuenta obras, lo que lo convirtió en uno de los autores más prolíficos del país.
Juan Filloy se graduó como abogado en la Universidad Nacional de Córdoba y ejerció esa profesión por casi treinta años. Prácticamente suspendió las publicaciones durante ese tiempo, pero no su ritmo de producción.
De corazón albiazul
Filloy fue testigo privilegiado de la fundación del Club Atlético Talleres Central Córdoba, porque en 1913 la tradicional Biblioteca Popular Vélez Sarsfield, de la cual Filloy era parte, albergó las primeras reuniones que dieron origen a la institución.
Fue secretario de la Institución y presidente de la delegación que viajó a Chile en 1923 en la primera gira al extranjero de un club de Córdoba. Confeccionó una Bitácora de ese viaje la cual está exhibida en el Museo del Deporte en el Kempes como parte de la historia del fútbol de la Provincia.
Todos los títulos de sus libros tenían siete letras. Entre sus novelas se desatacan: Caterva, publicada originalmente en 1939, donde los siete linyeras que la protagonizan discuten sobre filosofía, política y, por supuesto, sobre derecho; en ¡Estafen! se pronuncia sobre asuntos carcelarios y judiciales; en La purga, los mejores pintores del mundo quedan encarcelados en una isla a la que llegan creyendo que asistirán a la Ortho Painting World Conference, organizada por un tirano.
Y hay más. Solo queda buscar al escritor oculto de Córdoba, el cual le dio su nombre a una calle de la Ciudad Universitaria.