Cecilia Peluso, copresidenta del directorio de Sistema B Argentina, habla sobre el avance de este modo de llevar a cabo los negocios. La apuesta por conformar compañías responsables de generar impactos positivos puertas adentro y en sus entornos.
Inclusiva, regenerativa y equitativa. Esa es la economía por la que trabajan y que aplican a su propio modelo de negocios las empresas B. Se trata de compañías que se asumen responsables de sus impactos económicos y sociales, y se comprometen a alinearlos al bien común.
Este modo de encarar los negocios –que no implica dejar de perseguir rentabilidad, sino enmarcar esa búsqueda en otros principios– crece de manera sostenida en el mundo desde su nacimiento en 2006, en Estados Unidos.
Aunque su escala es aún pequeña puesta en relación con la magnitud y la urgencia de las crisis globales por resolver (la climática, de inequidad y la pobreza), el avance del movimiento es un dato positivo y alentador.
“Entre 2020 y 2021, las empresas certificadas como B en Argentina crecieron un 50 por ciento: hoy llegan a 166. Son más de 750 en Latinoamérica y 4.400 en el mundo”, destaca en diálogo con La Voz Cecilia Peluso, copresidenta del directorio de Sistema B Argentina.
Esa fundación –similar a las que operan en otros países– se nutre de personas como ella, hombres y mujeres de empresa que se comprometen a empujar esta lógica y a trabajar en crear un ecosistema B que enrole a más y más actores.
Y en este país, como en algunos otros, aplica un modelo de “doble presidencia” a su directorio –Peluso la ejerce junto con Pedro Friedrich– que pone en acción la apuesta por la colaboración y el trabajo conjunto que pregona.
Las compañías certificadas como “B” (el sello lo otorga sólo B-Lab, una ONG norteamericana) son el núcleo de la movida, cuya onda expansiva también incluye a otras miles que empiezan a reflexionar sobre su propósito y a testarse con la evaluación online gratuita que ofrece el sistema.
Una misión no menor de la comunidad B es educar y empujar política pública que promueve las prácticas a las que adhieren.
“La primera tarea es visibilizar esto, mostrar que no da lo mismo hacer las cosas de una manera que de otra. Ser una empresa responsable, con un modelo inclusivo que al Estado le genera ahorros, que no serlo. Y la verdad es que ante el Estado hoy una sociedad anónima es siempre lo mismo, sea o no B, por ejemplo. Por eso, hacemos un trabajo de articulación con todos los niveles de gobierno, buscando cambiar las reglas de juego. Es un camino de largo plazo, pero lo estamos trabajando”, sostiene Peluso.
–¿Qué medidas concretas pueden tomar en ese sentido para impulsar empresas B?
–En Argentina, hay un proyecto de ley con media sanción del Senado, a la espera de tratamiento en Diputados, que crea Sociedades de Beneficio e Interés Colectivo (BIC) y reconoce y apoya a las empresas de triple impacto. Mientras trabajamos mucho con provincias y en municipios, hay iniciativas interesantes que podrían escalarse.
–¿Por ejemplo?
–La ordenanza que aprobó hace tiempo la ciudad de Mendoza que beneficia a empresas de triple impacto (les da ventajas en la compra de bienes y servicios por parte del Estado) o el proyecto de integración socioeconómica que estamos trabajando con la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
–La Municipalidad de Córdoba está impulsando fuerte la “economía circular”, ¿qué similitud tiene con Sistema B?
–Todas las prácticas de economía circular son complementarias con las de una empresa B y suman puntos, por ejemplo, a la hora de certificar como B. Trabajamos con una lógica de colaboración extrema. Movimientos como la Economía Circular, del Bien Común, de la Dona, así como lo que hacemos nosotros, van en un mismo sentido y se complementan.
–¿Trabajan con el municipio cordobés?
–Tenemos mesas de conversación y estamos trabajando.
–Mencionó que en el país las empresas B crecieron 50% entre 2020 y 2021, ¿qué pasa en Córdoba?
–Aquí ya hay 12 empresas certificadas como B, incluyendo una industria importante como Porta Hnos, que es una referencia nacional por la cantidad de trabajadores que suma (600 de manera directa). Su modelo de negocio pone foco en la empleabilidad.
–¿La pandemia tiene que ver con este crecimiento tan fuerte en la cantidad de “B” argentinas?
–La pandemia fue un gran acelerador de conciencia. Tomamos conciencia de que estamos viviendo, como humanidad, un proceso de transición en el que ya no tenemos tiempo para pensar qué vamos a hacer; tenemos que actuar. Hoy hay un consumidor que tiene mayor conocimiento de qué es la B y sumamos visibilidad.
–El consumidor es un motor en este cambio…
–Ese nuevo consumidor está demandando cada vez más entender cómo son los procesos productivos. El triple impacto no es algo que las empresas ejercitan sólo desde el área de sustentabilidad, sino cada vez más es un factor que mueve a toda la compañía. El consumidor espera eso, que el cuidado de las personas y del ambiente sea un proceso que las atraviese.
–¿Cuánto atiende a este aspecto un consumidor como el argentino, tan focalizado por la necesidad en los precios?
–Es cierto que hay diferentes consumidores, algunos dispuestos a pagar más por tener una cadena de valor saludable. Reconozco que hay un camino por recorrer en el tema precios y accesibilidad para garantizar que lo sustentable no sea lo más caro. Igual, en general, hoy el consumidor accede a mucha más información, lee más etiquetas y demanda con mayor conciencia; eso se siente.
–Las redes sociales son un gran canal para esta información, ¿no?
–Sí, hoy hay más información que se vivencia y comparte. Por ejemplo, sobre el tema residuos, la gente se pregunta qué hace con su basura y empieza a actuar. Cómo se dice, a ‘intervenir en su metro cuadrado’. El comportamiento del consumidor muestra cada vez más una conciencia ampliada en ese sentido.
–Y para llegar a ese comprador, además de campañas de difusión, ¿hay otras iniciativas de impulso a las empresas B?
–Estamos trabajando una experiencia muy interesante desde Sistema B, una articulación con la cadena de supermercados La Anónima para colocar este mes en los locales una góndola identificada con productos de empresas B. Empezamos a trabajar proyectos así, que buscan dar visibilidad con una comunicación más comprometida con estos temas.
–Y qué pasa con la conciencia entre empresas, ¿cuál es el perfil que prima entre las B?
–Hay una linda combinación. Sistema B les da una nueva identidad a las empresas y es compartida tanto por empresas tradicionales que buscan transformarse como por startups que nacen con un ADN bien B.
–Las nuevas dinamizan, pero las grandes generan mucho impacto. Pienso, por ejemplo, en el caso de Natura, una gran corporación que es B…
–Sí, todas son importantes. Las startups porque nacen B, y porque tienen una enorme flexibilidad y poder de adaptación, son muy necesarias. Y lo son de igual manera las grandes empresas que hacen su camino al triple impacto como una oportunidad y una posibilidad de innovación. A través de esto, las empresas miran al futuro, se proyectan y revisan su propósito, porque el propósito es central en la identidad de las empresas B.
–La demanda por empresas más diversas y con equidad de género también está muy presente en la sociedad, ¿cómo entran en Sistema B?
–Claramente, ambas están dentro de la nueva economía, son totalmente complementarias a esta mirada. Integran la agenda de las empresas, y los avances en esos temas son importantes en la evaluación que debe completar una compañía para ser B. En síntesis, ese examen sigue cinco ejes: gobernanza, trabajadores, clientes, comunidad y medioambiente; y diversidad y género se trabajan dentro de ese marco.
Empresaria comprometida
Nombre. Cecilia Peluso.
Rol. Copresidenta del directorio de Sistema B Argentina y presidente del Consejo Empresario de Sistema B Argentina. Es también presidenta ejecutiva de Limpiolux, empresa de servicios integrales de facility (servicios complementarios de higiene ambiental, mantenimiento edilicio, logística, entre otras prestaciones).
Formación. Realizó el Programa de Alta Dirección de IAE Business School (2019), tiene un posgrado en Gestión Estratégica de Recursos Humanos (Universidad de San Andrés, 2005) y es licenciada en Comercialización (UP, 2002).
Por qué está en Sistema B. Cecilia es la tercera generación en dirigir la empresa familiar de 55 años y primera mujer en desempeñar el cargo ejecutivo. Gestiona desde la mirada de triple impacto con énfasis en el crecimiento personal y profesional de sus colaboradores.
Compromiso. “Nuestro modelo de negocios es el desarrollo de la fuerza laboral: contratamos a personas que vienen de áreas vulneradas y les damos oportunidades de desarrollo en educación, oficios, capacitación y formación. Tenemos 1.500 colaboradores”, relata Peluso, quien agrega: “Siempre fuimos B, sólo que no lo sabíamos”.
SUBIR
Nuestros sitios:
Publicidad:
Edición Impresa:
Institucional:
Miembros del Grupo Clarín:
La Voz del Interior. Fundado el 15 de marzo de 1904. LaVoz.com.ar. Lanzada el 21 de septiembre de 1996. Año 24. Edición N° 9506. Registro intelectual 56057581. Domicilio legal: La Voz del Interior 6080 – CP: X5008HKJ – Córdoba, Argentina. Propietario: La Voz del Interior SA. Gerente General: Juan Tillard. Director: Carlos Hugo Jornet. Editor: Carlos Hugo Jornet.
© 1996 – 2022 Todos los derechos reservados. Aviso legal | Política de privacidad – Por consultas comunicate al 0800 555 2869, de lunes a viernes, de 8 a 20