El intendente Martín Llaryora recorrió las obras que le devolverán al edificio el esplendor que no debió perder.  
Ya se liberó de oficinas el sector de planta baja y entrepiso, se retiraron tabiques y subdivisiones.  
En esta etapa las tareas se concentran en la limpieza de columnas, vigas y losas mediante un sistema especial de hidrolavado.   

A dos meses de su puesta en marcha, las obras encaradas por la Municipalidad de Córdoba para devolverle la estética original al Palacio 6 de Julio exhiben un significativo avance que se evidencia en el despeje total de la planta baja y el entrepiso.

El trabajo es inédito en el país, ya que la sede municipal de la ciudad de Córdoba es el primer exponente de la arquitectura brutalista en volver a su aspecto original.

Oficinas, boxes y demás subdivisiones incorporadas a través de los años fueron retiradas para dar paso a la recuperación de una de las características más salientes del edificio: Vuelven a quedar visibles sus grandes columnas de hormigón en forma de V y los enormes ventanales que conectan el interior de la estructura con el entorno que la rodea.

Finalizada la etapa de “despeje”, las tareas se concentran ahora en retirar las capas de pintura aplicadas sobre columnas, vigas y losas que taparon el color característico del hormigón a la vista o crudo, otro rasgo propio del brutalismo.

Para ello se utiliza un sistema especial de hidrolavado que retira la pintura sin dañar el material. Al mismo tiempo se efectúa el pulido de los mármoles de las paredes, que luego son sometidos a un proceso de impermeabilización para proteger las superficies.

Por tratarse de intervenciones que se desarrollan sobre un edificio declarado Monumento Histórico Nacional, las intervenciones realizadas son monitoreadas y aprobadas previamente por la Comisión Nacional de Monumentos, de Lugares y de Bienes Históricos de la Nación.

En las próximas semanas la Dirección de Arquitectura dará inicio a nuevas etapas del plan diseñado por la Secretaría de Desarrollo Urbano.

Entre ellas se encuentran el reemplazo de vidrios de ventanales y la recuperación de su perfilería metálica, que volverá al color negro original, además de la colocación de nuevos pisos en sectores que lo requieran, la refuncionalización de los baños y de los ingresos y egresos de personal y vecinos.

El edificio del Palacio 6 de Julio es considerado uno de los mayores exponentes de la arquitectura brutalista en Argentina, una corriente que tuvo su apogeo a partir de los años 50. Precisamente, la construcción de la sede municipal de la ciudad inició en 1953 a partir del diseño presentado por el prestigioso estudio SEPRA de Buenos Aires.

El brutalismo se destaca por la utilización de hormigón crudo, con formas geométricas simples y la tendencia a la monumentalidad, dando como resultado amplios espacios abiertos.

Esos rasgos están presentes en los ocho pares de columnas de hormigón en forma V que posee el edificio y que, partir de las refacciones en proceso, vuelven a adquirir visibilidad.

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